
Una nota que ha pasado casi desapercibida es el retroceso en el estado de California con relación al matrimonio gay. Por mínimo margen, la facción que se opone a la unión legítima de las parejas homosexuales ha vencido en las urnas y ha hecho explícito su rechazo a un derecho reconocido tan sólo hace unos meses. Este es un tema controversial. Yo no había definido mi posición frente a él. Lo he analizado desde diferentes puntos de vista, incluido el ético, y algo me impedía manifestarme abiertamente a favor. Sumarle a este derecho el derecho a la adopción me hacía frenarme en mi simpatía abierta al reconocimiento legal de las uniones homo. Ahora la tengo clarísima, a favor del reconocimiento de ambos derechos. Las razones en contra son múltiples y están por lo general sustentadas en lo que se considera "normal". No es normal la unión entre dos personas de un mismo sexo, no es normal que un niño crezca en una familia con dos padres o dos madres, no es normal que un hombre asuma el rol tradicionalmente asignado a las mujeres, o viceversa, etc. etc. El concepto de normalidad siempre me ha causado desconfianza, después de todo, ¿qué es lo normal? la norma es lo común, lo promedio, lo generalizable, corresponde a la tradición y a la cultura y se va construyendo a lo largo de la historia. O sea, lo normal es un constructo humano, ergo es arbitrario, total y absolutamente arbitrario como las costumbres, buenas o malas, (para quién?), arbitrario como el idioma, como las palabras hermosamente arbitrarias, salvo las honomatopeyas (tan bellas ellas, como peque-peque...). Años y años de construcciones y luego años y años de de-construcciones. Quién define el statu-quo, el establishment, quién los establece? Me encanta jugar a la subversiva, subvertir el orden me seduce, siempre me ha seducido cuestionar. Ahora mismo mi hijo me pregunta, mamá, sobre qué escribes? sobre el matrimonio gay le digo, asuuu, cómo te gusta cuestionarte, me abraza y husmea sobre mi hombro, bacán, y se va, mientras que la pequeña me ofrece estadísticas sobre las parejas homosexuales en Europa , las tiene a la mano en su clase de historia-geografía. Compruebo con ellos que los paradigmas están cambiando, no es poca cosa que el tema haya dejado de ser tabú en los colegios, por lo menos en algunos. Habrá empezado a moverse la susceptible línea de la normalidad? El mayor es más duro, él que parecía tan open-minded, me está saliendo medio tradicionalón, qué chiste! Ni él ni su enamorada me dan la razón, pero podemos mantener una conversación alturada. Arbitrariedad hay en mí también, por supuesto, tengo varios amigos gays, muy buenos amigos, y son personas de primera, tan íntegros que les confiaría a mis hijos, algo que no haría con muchos héteros. Su homosexualidad es una condición más en su personalidad, -ni elogiable ni deleznable-, son así, y eso no los vuelve ni mejores ni peores personas. Si fuesen padres candidatos para adoptar a un niño o niña, sus múltiples virtudes los pondrían primeros en la lista. Claro, si los criterios para ello no tuviesen que basarse en la "normalidad". El recorrido de las ideas a lo largo de la historia es pendular, muy pocas veces el ser humano se sitúa en el justo medio y vivimos en un constante balancearnos de extremo a extremo, entendemos la vida por oposiciones y casi no tenemos capacidad de recordar lo que se siente al estar del otro lado. Creo que nos pasa lo mismo con respecto a nuestra sexualidad, más machos nos sentimos cuanto más nos diferenciamos de las hembras y más hembras, cuanto más rechacemos al hombre propio dentro nuestro. Este sí que es un tema tabú. Un amigo gay me hacía ver que la sexualidad es como un continuo, hembra a un extremo y macho al otro. Los seres humanos tendemos a tomar posición en los extremos. Por supuesto que allí la que manda es natura, o se nace con pene o se nace con vagina, y ese es el sello de fábrica. Pero, pero... natura no lo es todo, está el entorno, la familia, las emociones, los insondables caminos del alma...y del cuerpo...y algunas nos quedamos donde natura nos colocó y otros salimos de la base para explorar otros caminos...normal? anormal? para quién? Lo gracioso es que este mismo amigo se define como gay y niega cualquier posibilidad extra-gay. Y así se vuleve tan pendular como los hétero, gay con gay, hétero con hétero. Salir de base - que no es lo mismo que salir del closet- implica una toma de conciencia, y no tiene nada que ver con la promiscuidad, la rebeldía o el hartazgo. Salir de base es aceptar la dualidad en cada uno/una. Pero sobretodo la dualidad en el otro/otra. Aceptar su naturaleza, su opción, su posición o como quiera llamársele. Y esta aceptación demanda reconocimiento, no sólo tolerancia. Es dar un paso más. Es integrar. Derechos inlcluidos. Por eso me declaro abiertamente a favor del matrimonio gay, y a que las parejas homo sean consideradas como cualquier otra pareja, candidatas para la adopicón de niños. Normal nomás.