lunes, 31 de diciembre de 2007

Mente, no pienses




Estoy leyendo un libro, es rayadazo! Lo empecé en la playa. Me encanta leer en la playa. Me evita tener que responder a conversaciones forzadas que no me provocan. Me libra de que me caiga compañía inesperada. Me redime del chisme de cajón de los balnearios limeños. Me relaja, me desconecta y me conecta con el mar, la brisa y, por supuesto, me bronceo mejor, voy rotando de posición cual pollo a la leña. En la playa soy un poco ermitaña. Nada gregaria. Yo y mi sombrilla. Yo y mi pareo. Yo y mi libro. Primero yo, segundo yo, tercero yo. Me permito ser egoísta. Pasa María. Me deja un helado de hielo de limón y una enorme sonrisa. Le agradezco a María. Inicio una corta conversación con ella. Hoy hay sol, la caja en que lleva los helados pesa más, me cuenta. Me pregunto, ignorante de los avatares de ser heladera, será algún efecto térmico sobre el teknopor? No mamita, que falta de idea. Lo que pasa que cuando sale sol, María con muy buen tino micro-empresarial, y conocedora de su negocio, se abastece principalmente de helados de hielo y esos pesan más que los de crema. María me deja una lección y se va discretamente. Yo le agradezco el helado y la enseñanza. Sigo leyendo. Estoy recostada boca arriba, tengo el pecho rojo y la barriga también. Hora de un giro. El autor me recomienda no pensar. La no-mente es el término que me seduce, pero más me captura el intento por asirlo. Craso error. No pienses dice el autor, y me recomienda concentrarme en una actividad actual y pegarme en ella. Me concentro en el helado. El hielo se pega en mi lengua. El acidito me hace salivar. Estoy chupando el helado con los ojos cerrados. No pienso, sólo disfruto del helado en mi boca y del sol en mi espalda. Me encanta el contraste. Me fascinan los extremos. Gracias María, nuevamente. Llegaste justo a tiempo para facilitarme la lectura. Continúo. Observa al pensador dice el autor. Me hace recordar a la Hoshi en sus clases de coaching. Observa al observador. Tomo distancia. Lo logro por un segundo, puedo separarme de mis pensamientos. Esta vez es el sonido. Me concentro en el de fuera para silenciar el de dentro. De fondo, las olas, perennes en su ir y venir; los gritos de los niños, un gordito que le dice a sus amiguitos que ya encontró petróleo en su hueco; un vendedor de anteojos, otro de collares; las tías discutiendo su tenida para la fiesta de año nuevo y los tíos poniéndose de acuerdo sobre el trago, ¿ya ven por qué prefiero estar sola?; regreso a las olas, me dicen mucho más. Bloqueo el resto, lo logro otra vez. Gracias mar, como siempre. Recién empiezo el libro y me inquieta lo que voy encontrando. Me alucina experimentar eso de la no-mente, de poder dejar los pensamientos a un lado. Han sido muchos meses grises y fríos, pensando y pensando, abusando de esta mente que siempre ávida me llevó a la Maestría para seguir entrenándose y demostrando que aun es fuerte, que es vital, que es lúcida, que es, que está, que puede. El autor me dice que la deje descansar, que no la juzgue, que no le atribuya valor, ni bueno ni malo. Que la ponga en stand by. Eso es lo que quiero hacer, por lo menos en lo que se refiere al estudio y mientras tenga al mar al costado y a María pasando de rato en rato. Así yo alivio su carga y ella la mía.

5 comentarios:

Cesarolo dijo...

Leía tu post ayer y lo leo nuevamente hoy. Estoy seguro que tendría que leer tu libro para entender el contexto de que mi mente no piense, puedo imaginar que tiene que ver con la relajación, con desconectarse, con ir en automático. Ayer fui en automático, por primera vez en mucho tiempo, no sé que tan bien me fue.
Sí Mabe, tu mente es fuerte, recontra diría yo, y más que fuerte, es admirable. Siempre me sorprende, eres profesional, estudiante, madre y amiga, la pregunta es ¿Cómo haces?

Rosario Leon dijo...

Pero ...¿cual es el libro? me dejaste con la curiosidad en la primera linea y saltaste al segundo tema de que te gusta leer en la playa
retome usted el tema por fav con el nombre del libro

Ebam dijo...

pero que lectora tan exigente! Charo, que sorpresa!!! seguro la queiloca te contó. Lo retomaré, se llama el "Poder del Ahora", lo encontré buscando bibliografía para un tema de inteligencia espirtual que trabajé en la maestría.

Anónimo dijo...

En realidad, la mente por su propia naturaleza no puede dejar de pensar, es como pedirle a un espejo que deje de reflejar, esa es su naturaleza.

Sin embargo, tú puedes poner temporalmente un tela a ese espejo y evitar los reflejos... de la misma manera que puedes poner un "dique" a tu mente y bloquear la marejada de pensamientos por un momento. Esa es una técnica muy usada para "calmar la mente" y aquietar los pensamientos. La realización última viene cuando no nos apegamos ni rechazamos cualquier de los pensamientos que surgen en nuestra mente. Por su puesto, nadie dice que esto sea sencillo, mas no imposible.

¿De dónde vienen los pensamientos, a dónde van, dónde moran? Así como surgen espontáneamente del vacío, igualmente se diluyen en esa misma vacuidad.

Cesarolo dijo...

Mabe, ¿en qué andas? te extrañamos por la blogosfera...