lunes, 31 de diciembre de 2007

Mente, no pienses




Estoy leyendo un libro, es rayadazo! Lo empecé en la playa. Me encanta leer en la playa. Me evita tener que responder a conversaciones forzadas que no me provocan. Me libra de que me caiga compañía inesperada. Me redime del chisme de cajón de los balnearios limeños. Me relaja, me desconecta y me conecta con el mar, la brisa y, por supuesto, me bronceo mejor, voy rotando de posición cual pollo a la leña. En la playa soy un poco ermitaña. Nada gregaria. Yo y mi sombrilla. Yo y mi pareo. Yo y mi libro. Primero yo, segundo yo, tercero yo. Me permito ser egoísta. Pasa María. Me deja un helado de hielo de limón y una enorme sonrisa. Le agradezco a María. Inicio una corta conversación con ella. Hoy hay sol, la caja en que lleva los helados pesa más, me cuenta. Me pregunto, ignorante de los avatares de ser heladera, será algún efecto térmico sobre el teknopor? No mamita, que falta de idea. Lo que pasa que cuando sale sol, María con muy buen tino micro-empresarial, y conocedora de su negocio, se abastece principalmente de helados de hielo y esos pesan más que los de crema. María me deja una lección y se va discretamente. Yo le agradezco el helado y la enseñanza. Sigo leyendo. Estoy recostada boca arriba, tengo el pecho rojo y la barriga también. Hora de un giro. El autor me recomienda no pensar. La no-mente es el término que me seduce, pero más me captura el intento por asirlo. Craso error. No pienses dice el autor, y me recomienda concentrarme en una actividad actual y pegarme en ella. Me concentro en el helado. El hielo se pega en mi lengua. El acidito me hace salivar. Estoy chupando el helado con los ojos cerrados. No pienso, sólo disfruto del helado en mi boca y del sol en mi espalda. Me encanta el contraste. Me fascinan los extremos. Gracias María, nuevamente. Llegaste justo a tiempo para facilitarme la lectura. Continúo. Observa al pensador dice el autor. Me hace recordar a la Hoshi en sus clases de coaching. Observa al observador. Tomo distancia. Lo logro por un segundo, puedo separarme de mis pensamientos. Esta vez es el sonido. Me concentro en el de fuera para silenciar el de dentro. De fondo, las olas, perennes en su ir y venir; los gritos de los niños, un gordito que le dice a sus amiguitos que ya encontró petróleo en su hueco; un vendedor de anteojos, otro de collares; las tías discutiendo su tenida para la fiesta de año nuevo y los tíos poniéndose de acuerdo sobre el trago, ¿ya ven por qué prefiero estar sola?; regreso a las olas, me dicen mucho más. Bloqueo el resto, lo logro otra vez. Gracias mar, como siempre. Recién empiezo el libro y me inquieta lo que voy encontrando. Me alucina experimentar eso de la no-mente, de poder dejar los pensamientos a un lado. Han sido muchos meses grises y fríos, pensando y pensando, abusando de esta mente que siempre ávida me llevó a la Maestría para seguir entrenándose y demostrando que aun es fuerte, que es vital, que es lúcida, que es, que está, que puede. El autor me dice que la deje descansar, que no la juzgue, que no le atribuya valor, ni bueno ni malo. Que la ponga en stand by. Eso es lo que quiero hacer, por lo menos en lo que se refiere al estudio y mientras tenga al mar al costado y a María pasando de rato en rato. Así yo alivio su carga y ella la mía.

jueves, 27 de diciembre de 2007

objet fétiche


La parte por el todo

Definición breve de fetiche. Objeto que trasciende su significado común para absorber, impregnarse, empaparse de la connotación que el observador desee darle. Pero no sólo eso. Objeto que habiendo sido seleccionado como la parte más significativa de un todo, devuelve al observador una serie de sensaciones, acumuladas, concentradas, potenciadas, exacerbadas, desencadenantes, con efecto gatillo, trigger effect, como dirían los gringos.

El cuerpo como fetiche

Ejemplo demasiado amplio para ser bueno. El fetiche es por definición, según Marco Aurelio Denegri, exclusivo y excluyente. Entonces, los pies como fetiche, las manos como fetiche, los senos como fetiche, el culo como fetiche. La boca como fetiche. Nunca el todo. Sólo las partes. Ahora, "esas" partes, las que por falta de entrenamiento me cuesta escribir, jamás serán fetiche, porque no representan, son. El fetiche no es, representa. Es un significado atribuido a un objeto de deseo, que no es el objeto de deseo. Es una traslación, si cabe el constructo.

La sublimación

No del amor, sino del sexo. Eros por eros. Hedonismo puro. Puro placer. Nuevos fetiches desafían todas estas definiciones. Por puro chiste, una cartera, los zapatos, ni hablar de las prendas íntimas, eso resulta trillado. Un USB? Por qué no? Concentrémonos en este adminículo. Es pequeño, pero puede crecer. Hace match en un puerto, tal cual. Es promiscuo, pasa de puerto en puerto. Es susceptible de contraer virus, y lo que es peor, de pasarlos, horror! Pero, se puede proteger, y de hecho, es protegido prolijamente, con cuanto Panda, AVG y etc. salga al mercado. Lo más bacán, tiene la capacidad de llevar consigo la información necesaria para la satisfacción del usuario, o usuaria, con sólo un clic! No pide más.

domingo, 23 de diciembre de 2007

mis propósitos de año nuevo


Año chino de la rata, buena onda, rata es Renato, le irá bien. Yo soy dragón, al dragón siempre le va bien, y más si está acompañado de la rata, que está en su año. Fui al chifa y les pregunté a mis amigos recién llegados de Cantón qué año toca, me regalaron un calendario, allí me enteré. Hace algunos días acompañé a otro amigo a escuchar a un maestro budista predicar sobre el amor y la compasión. Me regalaron una estampita, al igual que el calendario, roja con letras doradas. ¿por qué será que a los chinos les gusta tanto esa combinación? por los visto a los tibetanos también, el maestro que menciono es tibetano, y habló en tibetano, y fue traducido al inglés y de allí al español, y yo quedé literalmente "lost in translation". A pesar de ello, salí de la prédica en un estado de conciencia (Paul dixit) diferente. Me duró poco, llegué a casa y me quedé dormida mirando la estampita, en realidad es un sticker, con un mantra milenario que me limpia un mil millones de vidas mal vividas sólo por verlo. Le puse el sticker delante de los ojos a mis hijos, la limpieza viene aunque no creas en el tema. Sólo Salvador le prestó atención, lo pasó por sus dedos varias veces y no hizo comentarios burlones como su hermano. El es gallo, tendrá que ver? Renato es dragón y su soberbia a veces me irrita. Yo debo irritar igual, o más y a muchos. Por eso, aquí va un propósito, dejar de irritar a la gente. Más perfil bajo, menos fuego por mis fauces. Sigo con el relato, entre la vigilia y el sueño, con el sticker en las manos, me sobraltaron los reclamos, por ir a donde no quisieron que fuera, por buscar lo que no me hace falta, por tentar a la tentación. Así me despertaron. Empecé a poner en práctica mi propósito número uno y me quedé bien (bien?) callada. Me dormí muda, me tragué las palabras. Me gustaría saber lo que dice el sticker. Otro objeto me llamó la atención durante la sesión con el maestro. Una especie de bolero, esos juegos antiguos en los que tienes que ensartar una bola pequeña como un puño en un pequeño palo, todo de madera. Este objeto era un palo, no tenía bola, en su lugar tenía como un cubo que el maestro hacía girar rítmicamente de rato en rato, moviendo graciosamente la muñeca. El cubo giraba y hacía que una pitita amarrada a él diera vueltas como hélice. Le pregunté a Paul, me dijo que era un objeto que se usa para rezar, y que cada vuelta representa un mantra. Tate! como en el cuento de la princesa china que me recitaba mi papá y que empezaba así: yo le decía, papi, cuéntame un cuento, y el me retrucaba, un cuento? yo le contestaba sí un cuento, y el empezaba a declamar: un cuento, intención muy sana me induce a contarte un cuento, si sale mal, pues lo siento, más quien no arriesga no gana, a la luz de esta verdad, iré al instante a la obra, bien sabe dios que me sobra, innegable voluntad... y seguía: sabías tú que en la China, exótica y misteriosa, religiosa y devota... y así me llevaba de la mano por una China que me infundía respeto y miedo pero también curiosidad y admiración, me describía sus costumbres, me narraba su historia, casi me hacía saborear su comida... como preámbulo de una narración en verso que nunca supe si se la inventó él o la memorizó y de la que lamentablemente sólo recuerdo fragmentos. Bueno, en esta historia de la China milenaria, existía un elemento, un objeto mágico religioso, un cilindro de enormes proporciones que los súbditos de la princesa hacían girar con esfuerzo titánico. Cada vuelta una oración, miles de chinos girando el cilindro y orando, como una procesión del señor de los milagros pero en círculos, y las andas incrustadas en el cilindro. Cada vuelta un mantra. El maestro de manera casi autómata, girando su muñeca. Inmediatamente relacioné ambas cosas. Entiendo que los chinos le han hecho la vida imposible a los tibetanos. El mismo maestro que tenía frente a mis ojos había estado encarcelado durante 20 años por los chinos. Segundo propósito, no hacerle la vida imposible a nadie. Respeto y tolerancia, bien seas de mi bando o del contrario, finalmente, como dicen, uno no elige de qué parte de la trinchera quiere estar. Menos ira, más vueltas al cilindro. Meditar más las acciones y encontrar un mantra que repetir hasta el cansancio para sellar mis labios y no quemarme con el fuego cuando me lo tenga que tragar. Creo que es bastante. Parece poco pero ojo que soy dragona. De hecho, el año se presenta prometedor, creo en los chinos, en sus sabiduría llena de simbolismos, como creo en el amor y la compasión que el maestro tibetano predicó en un idioma universal, el del corazón. Creo en los mantras que no puedo descifrar y creo en su poder de revertir los karmas que arrastro y que me arrastran. Ese sticker no lo pegaré en ninguna parte porque su poder no viene del papel. Creo que creo. Creo en los cuentos de mi padre que el tiempo está borrando de mi memoria y creo que él volverá a contármelos alguna vez, en la voz de un maestro tibetano o en los mantras que algún día descifraré. Año de la rata. Año para ser precavidos y austeros. Año para ser audaces y sigilosos. Año para anidar en familia y procrear. Año para ser prolífico. 2008, recibe mis propósitos y llévate mis despropósitos. Te esperaré de rojo con un toque de dorado, los chinos y los tibetanos han de saber por qué.

sábado, 24 de noviembre de 2007

volver a los 20...


Observo a mi hijo, ímpetu de 19 por 19 veces de irresponsabilidad. Me observo. No recuerdo exactamente cuándo empezó a suceder, cuándo dejé de tener 20, ó 30 ó 40 ó 50, cuándo decidí ser atemporal, y cagarme de risa del calendario, de las velas de rigor y de los comentarios de la gente. Tac, toc, tic, reloj no marques las horas, tic, toc, tac, pasito a paso otra vez...me trae algunos problemas esta actitud, debo confesar. Salgo con mi hijo y me miran raro. Nos divertimos harto con las caras de algunas personas, sobretodo mujeres de cierta edad o edad incierta, pero con ayuda. Una vez en el cine me preguntaron si mi amigo podía bajar los pies de la butaca, casi apenada asentí y cuando estaba a punto de corregir a los reclamones, decidí mejor seguirles la cuerda. Otra vez pasamos por El Rancho porque se nos antojaron papas fritas y siendo 14 de febrero, -nosotros ni habíamos caído en la cuenta- me recibieron con rosa y pisco sour de cortesía, nos callamos cómplices y acompañamos las papitas con el trago dulzón que nos regaló la confusión. Tambíen ha pasado que le han preguntado a mi marido si Renato es hijo de su primer matrimonio, plop! eso no fue nada divertido, al menos para él. Es que saco la cuenta, y a este chuiquito lo concebí con 23 añitos, una verdadera criatura. Creo que fue allí que decidí suspender la cuenta. Es como si hubiese hecho borrón y cuenta nueva, y me hubiese re-programado, marcador en cero y vuelta a empezar. Así me cambió la vida la maternidad. Por eso, cuando celebramos mi cumpleaños en el Sargento Pimienta, a donde llegué con mi grupo de la Maestría, no sentí el menor remordimiento. Algunas contemporáneas dirán, qué rara! o algo peor quizá. Yo la verdad, me divertí como chancha, aunque repito, esta conducta me trae serios problemas. Otro signo de mi riña con los estereotipos. Veamos: no me gustan los showers, de ningún tipo, ni los té de tías, ni nada que tenga que ver con esa palabra. Ya los saben mis sobrinos, tienen que llamarme por mi nombre. Mabe y punto. Otra rareza, me paseo por el dial sin prejuicios de ninguna clase. Lo mismo me engancho con caídos del catre, que con Speedy Gonzales y hasta a veces hago una parada en la hora del lonchecito si chapo a tormenta o a rici e povere. Me sigue gustando la radio, canto en el carro y bailo en el baño. La moda no me incomoda, los colores menos y por supuesto sigo usando el pelo en cola de caballo. Las argollas cuanto más grandes mejor y las uñas bien cortitas. A veces se me antojan cuasi negras, y las amigas de Salva alucinan. En cuanto a los jean, los sigo amando, y los tengo en todos los colores y modelos. Las carteras: enormes. Uso una hasta que pasa a mejor vida y sólo la cambio cuando encuentro otra que me guste igual o más. Con ellas no respeto las combinaciones, la de turno acompaña cualquier atuendo. Cada mañana es mi estado de ánimo el que me marca la pauta. Mi ánimo es un "cromómetro" y es bastante sensible. Hace años que descartó el rosado, y últimamente es bastante recurrente con el verde. Sin embargo, hay días rojos, negros, marrones, morados y hasta turquesas. Tac, toc, tic, botas, tacos y punta-aguja, tic, toc, tac, zapatillas, balerinas, pies descalzos. Impetu de 19 por 19 veces de irresponsabilidad. Cuando lo concebí era sólo un toque mayor que él. Nunca tan irresponsable y siempre con el mismo ímpetu. Sé que eso molesta como mierda. Sé que eso no se entiende. Sé que se toma a mal. Yo lo tomo con naturalidad. Me gusta andar en neutro para meter primera y arrancar cuando me provoca. Me gusta andar descalza, imperceptible, como me gusta calzar botas y marcar el paso. Por qué ceñirme a un molde? por qué no calzo en ninguno? ni en el de 20, ni en el de 30, ni en el de 40 o 50? Observo a mi hijo y me observo, qué rara que soy.

domingo, 18 de noviembre de 2007

respeta mi espacio!



Me pregunto si todos aquellos cobardes faltos de imaginación que terminaron una relación con el manido "necesito mi propio espacio", escucharon alguna vez hablar de la proxémica. Me encantó ese término desde que por primera vez se lo escuché a Julio Hevia en una clase de psicología de la comunicación, magistral. Lo he tenido siempre presente, en la medida que soy muy conciente de mi cuerpo y de mi lenguaje corporal. De igual modo reclamo la misma conciencia. Ni un centímetro de más ni uno de menos, la distancia exacta en cada caso y cada cosa en su lugar. Veamos: "la proxémica es un apartado de la antropología social que estudia el uso y percepción del espacio social y personal, poniendo especial atención en la forma en que las personas responden a las relaciones espaciales en el establecimiento de grupos formales o informales, al liderazgo, al flujo de comunicación y actividades, en base al espacio y densidad ocupados." Entonces, el estudio de esta disciplina nos enseña que existen estándares aceptados socialmente, pero que varían de acuerdo a cada cultura, para, por así decirlo, delimitar el territorio en que nos movemos. Por ejemplo, hablando siempre de aproximaciones, la distancia pública, es decir, la que mantenemos con desconocidos en un lugar de libre acceso es de entre 3.5 y 7. 5 metros; la distancia social suele ser de entre 1.25 y 2 metros, y es la que observamos en los centros laborales y académicos; y así, los encuentros se van poniendo cada vez más cercanos. La distancia personal se puede recortar a medio metro y por supuesto la íntima a menos de ello hasta llegar a anularse. Claro, estoy hablando de lo que un antropólogo como Edward Twitchell Hall estableció en un ámbito geográfico, cultural y temporal tan distante de nuestra caótica realidad como lo fue Missouri a inicios del siglo pasado. Entonces, intentando un interesante ejercicio de extrapolación propongo un enfoque desde la proxémica para observar por ejemplo, el perreo, distancia nula y menos que ello, o el interior de un micro en trayecto por la Av. Abancay en hora punta, guarda con mi espacio vital! bueno pues gringuita, si no te gusta, agarra tu taxi! Es que es muy fácil ver los toros desde la barrera, y para ser sincera, hace años que evito subirme tanto a uno como a otro. Pero al margen de los códigos espaciales y de interacción con nuestros semejantes que nos impone el caos de nuestra querida Lima la horrible, existen otros más sutiles, menos agresivos en apariencia, en todo caso más disimulados, que revelan la herencia de la arcadia colonial que aun no logramos superar. Veamos, Club Regatas La Cantuta, domingo, cientos de familias privilegiadas buscando despavoridas el sol en invierno. La "señora" por delante, a paso firme, indoblegable, la "empleada" por atrás, cargada como ekeko, embutida en un uniforme blanco, invierno o verano, en la Cantuta o en Asia, no se libra de esa camisa de fuerza discriminadora e incómoda, que ni abriga lo suficiente, ni es lo suficientemente fresca para el calor. Sigamos. Nunca he podido lograr que las más "cultas" de mis conocencias saluden a las señoras que trabajan en mi casa, seguro son invisibles para sus esmerados ojos cansados de leer Cosas y otras obras de erudición. Bueno si el saludo es negado, negada es la persona misma. Por supuesto pensar en un apretón de manos o en un muy peruano besito en la mejilla es una premisa también negada del saque. En conclusión, por lo menos 3 metros de indiferencia en el mejor de los casos o un abismo de discriminación, en la práctica más común de nuestra burguesía limeña. Recuerdo lo que me dijo al respecto una amiga con relación a una carta que envié al Club de Punta Hermosa por pretender imponerme que la querida nana de mi hija vaya en uniforme y por "transmitirme" las quejas de otras socios en relación a mi osadía de compartir con ella, sombrilla, playa, charla y choritos a la chalaca. Lo que me dijo en tono condescendiente y seguro con la mejor de las intenciones me dejó atónita: "piensa que en el fondo le estás haciendo un mal a ella, ese no es su lugar, se debe estar sintiendo incómoda y por último, para que pretender cambiar las costumbres". Siempre le di una explicación a reacciones como ésta desde lo social, cultural y hasta afectivo. Pero la proxémica nos arroja luces que van más allá y que llegan a lo más instintivo, al ámbito de la territorialidad, que en términos simples, viene siendo, la forma en que los animales -hombres y mujeres incluidos- marcamos nuestro territorio en aras de la propia sobrevivencia. Bingo! si pues, cuán amenazados nos podemos sentir que hasta llegamos a condenarnos a vivir en cárceles doradas, en ghetos amurallados, en condominios "exclusivos", en la más terrible connotación del término, es decir, "excluyentes". En realidad, no estoy abogando por la supresión de las distancias. Mi relfexión va más por el lado de cómo clasificamos, con qué criterio tendemos puentes o levantamos murallas. En base a qué nociones permitimos cercanía o hacemos sonar las alarmas de la invasión, de la transgresión. En todo caso, mi propuesta es la de considerar que nuestro órgano más extendido decida, pura cuestón de piel. Lo que no me incomoda es lo que permito. Si me siento incómoda, erizo total. Eso sí, por favor, no invadas mi espacio sin permiso, sin consentimiento, nada. Ni en la cola del cine, ni en la del banco ni en ninguna otra, estricto orden de llegada, respeto guardan respetos. Ahora, si se trata de bailar, y es marinera, la ley es otra, y atrápame si puedes. Si eres mi pata y necesitas un abrazo, brazos abiertos. Si eres mi amiga y buscas un paño de lágrimas, mi hombro es tuyo. Si eres un niño y hay que arrullarte, soy toda cuna. Complejo esquema este de la proxémica, como un campo minado, así que a andar con cuidado, no hay avisos ni carteles. Y eso de que necesito mi propio espacio, cierto. Pero que no sirva de tonta excusa. Porque, al menos en mi caso, ese espacio lo conservo contigo o sin tí, simplemente porque no tiene dimensiones conocidas. Es un aquí y un ahora interno, que nadie puede invadir. Que es sólo mío, y cuya llave guardo celosamente.

domingo, 11 de noviembre de 2007

querida mía de siempre...


quiero que sepas que ésto que escribo lo hago por tí y para tí, pero también por mí y para mí... no tenías tres años cuando te conocí, un sólo de pecas en una carita preciosa...sigues siendo la misma para mí, con todo y cuanto hemos recorrido juntas y separadas. Siempre he sabido de tí en mi interior, comparto muchas de tus inquietudes, te acepto tal y como eres y como has decidido seguir siendo, porque tu escencia es la misma.
Busqué aleatoriamente entre mis libros, saltó ésto, es de Osho:
"si piensas demasiado - y el pensar siempre es parte del pasado y del futuro- tus energías se apartarán del sentir. Sentir es aquí-ahora. Si tu energía se desplaza hacia el pensar entonces no dispondrás de energía suficiente para adentrarte en el sentir y el amor no será posible".
Querida mía, no pienes, siente. Siente como has sentido siempre, con intensidad, con fuerza y con toda la energía de tu ser, ama.
No somos tributarios de las desesperanzas de los otros y mucho menos de las esperanzas que sobre nosotros ponen los otros. Decidimos sobre nuestras vidas porque en buena cuenta es sobre lo único que podemos decidir. Bueno o malo, a quién le importa? a quién le debe importar? además, ya basta de tanto maniqueísmo! Somos lo bueno y lo malo, somos azúcar y sal, ángel y demonio, hembra y macho, todo en uno. Somos lo que sentimos que somos, para qué racionalizar? qué dolor de cabeza pequeña, eso déjaselo a los maniqueos, a los que no dan un paso paralizados por el miedo, a las estautas de sal que se quedaron estáticas pegando sus miradas al pasado y a los que tropiezan a cada paso por vivir pendientes del futuro, o del que dirán.
Sabes que aquí cuentas con un espacio, cuentas con nosotros todos, con nuestro amor de siempre, aceptación de siempre, respeto de siempre, incondicional.

martes, 6 de noviembre de 2007

sueño recurrente


Tengo varios libros de interpretación de los sueños. Me gusta el de Clara Tahoces que me regaló Rafael en la navidad del 2002, qué horror, ya van a ser 5 años! Lo consulto regularmente. Es un diccionario de interpretación. Cuando me despierto y tengo la vívida imagen de lo que he soñado, siempre hay elementos que destacan, un cóndor, un gato, un perro, delfines, caballos, sacando la cuenta, estoy descubriendo que sueño bastante con animales, quizá alguien le pretenda dar una interpretación freudiana. También tengo el libro de interpretación de los sueños de Freud, me lo regaló Carlita, pero la verdad que el de Tahoces es más práctico, y por cierto, menos riguroso, si es que se puede hablar de rigor en esta tema que muchos consideran esotérico. Mi sueño recurrente es con el mar. Mar, mar, mar, mar, por los cuatro costados: "el mar es símbolo de la dinámica de la vida. Todo nace de él y regresa a él. Es el renacimiento que se liga con los símbolos del agua y la luna". Interpretación: "es el símbolo del inconsciente colectivo del que hablaba Jung, de los instintos y de las pasiones. Todo lo que ocurre en el mar representa aquello que ocurre en el interior." Por eso siempre ha ejercido una fascinación sobre mí el mar. Lo mismo que la luna. Ahora entiendo. Es mi propio ensimismamiento. Mi autocontemplación. Me produce un conflicto atracción-evitación. Es todo lo que siempre he sabido y siempre he negado. Lo que ví en el espejo desde que tuve uso de razón, y lo que quise ver más allá de las imágenes repetidas hasta el infinito. Es la conciencia de que este paso es breve. Que finalmente regresaré a él y saldré de él on otro cuerpo mojado por la misma agua, sólo que más curtido, por la misma sal. No tengo idea de cuántas veces me he zambullido en aguas profundas. Sé que no pocas. No sé cuántas lunas me han contemplado en el proceso ni cuántas lunas he contemplado yo en el proceso. Sé que no hay coincidencias, por eso me encuentro con Jung en este diccionario justo ahora que estamos metidos hasta el tuétano en lo de inteligencia espiritual y hurgando en psicilogía transpersonal. Mis sueños son tan reales. Si algo me he de llevar al próximo chapuzón, que sea el libro de Tahoces. Quisiera entrar en luna llena y salir en luna nueva. Encontrar la playa desierta y la arena tibia. Brisa del sur y una copa de apple martini en la orilla.

sábado, 3 de noviembre de 2007

el terruco II


Nunca me gustó tanto la historia como ayer. No la del colegio, esa no sirve para nada, de esa hay que hacer literalmente borrón y cuenta nueva, tanto por lo que dice como por lo que deja de decir. Algunos ejemplos. Una Lima negra, casi una ciudad africana, a la que llegó San Martín, un militar, mazón, liberal, monárquico, con hartas dudas existenciales...una Lima negra porque los indios estaban encerrados en reducciones y los blancos "decentes", no se mostraban por calles y plazas. Y la Manuelita Sáenz, que fue a parar a una fosa común en Paita? a quién le enseñan eso cuando le machacan a Bolivar en 2do, 3ro o 4to de media. Gran fractura histórica, la de una nación que no concede siquiera una tumba digna a la mujer de su libertador, terruco dixit. 10 milones de seres arrancados de su tierra durante 400 años, 10 millones de almas condenadas a la esclavitud, 1 millón y medio asesinadas en el trayecto... cierro los ojos y me meto en su piel negra, respiro el hedor del miedo, de la mierda, de la sangre, en un barco portugués, español o inglés, mareada hasta el vómito en una travesía hacia el infierno...y digo que tengo de mandinga, por más que trato de reivindicar en mi propio pellejo, tanta humillación, no puedo, no podría. Y el Taki Onqoy o "la rebelión de las huacas". Podría partir en resistencia pacífica hacia los recintos sagrados andinos a rogar a mis dioses originarios (no los de la culpa, no los del silicio, no los del crucifijo) poner fin a la masacre? Permanecer 10 años unida al cosmos en irreverente entrega y simplemente esperar? No sé qué esperar ahora. Y sigue. Quién en su vida escolar escuchó hablar del trío Zulen, Capelo, Mayer? Un chino, un italo-peruano y una gringa que emprendieron la causa de los indios y publicaron el Deber Proindígena a inicios del siglo pasado? Tres solitarios que la historia oficial ha olvidado, o peor, ignorado. Sabe alguien o alguien enseña que la tripulación del Huáscar fue conformada en un 40% por afroperuanos? A quién rendimos culto? a quién homenajeamos? quiénes son nuestros héroes nacionales? qué nación de ciegos, sordos y mudos históricos! Nos hemos inculcado falsos nacionalismos y levantado monumentos a ídolos con pies de barro. Nuestros paradigmas reposan sobre el ceviche, el chullo y la cerámica de chulucanas. Qué rica nuestra comida, qué malo nuestro gusto, siempre atento a lo que el extranjero opina para recién asumir una posición. Si el poncho trae etiqueta "made in el culo del mundo", me lo pongo, si no, cosa de cholos...Si acurio rellena los ravioles con alpaca, gourmet, sino, cómo se come eso...y me incluyo. Mea culpa, mea culpa, me flagelo con los instrumentos de tortura que gentilmente me heredaron los inquisidores. Culpable me confieso, pero por lo menos, me cuestiono. Me gustan las clases del terruco. Me gusta su sonrisa, me invita a la reflexión y le añade placer a mi auto-tortura intelectual.

jueves, 25 de octubre de 2007

experiencia espiritual


no estoy parafraseando a Enrique Iglesias. Si los signos exteriores no garantizan espiritualidad, sí que ayudan. Crear un ambiente agradable, candle-lit, incienso, aroma-terapia,sonidos de la naturaleza. Tentamos con la lluvia. Esa que limpia por fuera y escurre por dentro. El plan, escaparnos temprano de clase y llegar a armar el escenario. Un cómplice, el mismo del amuleto. Un detractor, predecible. Una frase discordante: rentabilizar el tiempo. Alfombras y cojines, todos al suelo. Hubo resistencia, pero cada uno se fue entregando. El pretexto, el trabajo de inteligencia espiritual, la razón, cada uno con la suya. Hay toda una tendencia, que habla del regreso a lo escencial. Que señala el camino hacia la unidad. Que busca la trascendencia. Que extiende horizontes y libera de pesas mentales. De smog mental. Que permite percibir las sutilezas, los matices. Somos uno y somos ninguno. Eso es la renuncia. El desprendimiento más difícil, el del ego. La metáfora de la lluvia, sin referente en una ciudad donde sólo garúa. El intento por escapar para regresar al mismo punto. Trabajamos como nunca. En una sesión relajada, luego de encendidas las luces, repartimos los temas. Nos reconectamos con el "mundo real", por supuesto, empanadas de por medio. Qué más real que el hambre. Como dijo mi cómplice, los sagrado puede estar en cualquier parte. Como dirían los psicólogos transpersonales,sacralizamos lo cotidiano. Y ahora sí parafraseando, no a Iglesias, rentabilizamos el tiempo. Sólo que no le encuentro precio justo a ese momento. Es invalorable. Permanece. Trasciende.

domingo, 21 de octubre de 2007

¿quién es el jefe del hogar?


los dos señorita. ¿que no existe esa alternativa? bueno, entonces en protesta, póngala a ella. Y así reivindicó su no -machismo aquel con quien comparto la "jefatura del hogar". Pero, si los dos trabajamos, los dos administramos, los dos tomamos decisiones y nos alternamos en los roles, obligaciones y funciones. ¿Qué criterio subyace a esta aparentemente básica pregunta en el cuestionario del censo? Están censando familias del siglo XXI pero mantienen los cuestionarios de hace tres décadas? Pregunta que no sólo delata obsolecencia sino una cortedad de vista flagrante. Me imagino que no he de ser la única en sentirse afectada. Imagino que el co-piloto de esta nave no ha de ser el único en reconocer frente al Estado la condición de igualdad a bordo. Mis hijos y mi hija observaban y asentían. Cada uno respondía a su parte del cuestionario. Luego comentamos en el desayuno el detalle de la aparentemente simple pregunta. Mi pequeña de 10 años me interroga preocuopada, mamá, tu eres la jefa del hogar? Yo le respondo, no más que tu papá ni menos que él mi amor. Los dos te cuidamos, te educamos y te amamos por igual. Nos turnamos para llevarte al colegio y nos turnábamos para cambiarte los pañales. Si fisiológicamente él hubiera estado dotado para darte de lactar lo hubiera hecho. En cambio, a falta de mamas, te paseaba horas de horas hasta que botaras los chanchos y te quedaras dormida. Quién era el jefe del hogar entonces? quién es el jefe del hogar ahora? Nunca hemos tenido celos profesionales. Si dejé el periodismo para encontrar un balance en los horarios, no sacrifiqué, simplemente opté. No fue desprendimiento, fue amor. Ahora, amor encuentro también al llegar después de clases de la Maestría y encontrar mi casa organizada. Las compras hechas, las loncheras dispuestas, los problemas cotidianos solucionados. Quién es el jefe del hogar ahora? Y felizmente que no preguntaron, quién es el ama de casa?, porque humildemente hubiera tenido que declinar y recocnocer, en ese sentido, que soy una hija más. Que odio ir de compras, que me cuesta pensar en el menú, que no tengo idea del precio de los víveres ni cuál es el detergente más adecuado para la lavadora.
Quizá deberíamos pensar en extender el reconocimiento a tata y a nana. La verdad, delego tanta responsabilidad que sería lo justo. Regresando al censo. Agradezco a fin de cuentas el estado de sitio al que hemos sido obligados por una organización deficiente. Me ha permitido reflexionar y me ha obligado a recordar lo que una mentalidad conservadora hubiera esperado de mi rol de ama de casa dependiente de un jefe del hogar proveedor. He cocinado y he lavado platos. Pero sólo los del almuerzo, porque valgan verdades, todo es compartido. Gracias censo por jalarme las orejas y mostrarme que en mi casa "it takes two to tango".

domingo, 14 de octubre de 2007

tengo un amuleto


llegó a mi cuello hace dos noches. ni el lugar sacro santo, ni el momento esperado. todo era mundano, todo profano. todo menos las manos, blancas. todo menos la mirada, límpida. del preámbulo me acuerdo poco. algo así como una confesión a medias. una pregunta a boca de jarro. y una corriente extraña. es para tí, tí, tí... te lo quiero dar, dar, dar...miles de almas alrededor ignorantes de la magia. como todo rito, con una secuencia, milenaria: toma este amuleto, es para tí, te lo doy, recíbelo en nombre de las almas que nos rodean y que nos ignoran, recíbelo en nombre de nuestras almas hermanas que transcurren ahora por una senda común, se re-encuentran y se re-conocen y se vinculan gracias a él, sólo ellas y él saben en qué tiempo/espacio se volverán a encontrar. recibo este amuleto, en nombre mío y tuyo, en nombre de las almas que nos rodean y que nos ignoran, pero yo no ignoro tu mirada, ni tus manos, ni tus cicatrices, las he visto antes y me han dolido como a tí, son las marcas que reconozco, mías, tuyas. tu no ignoras mis marcas, las inivisibles, por eso, percibes la luz que otros tapan, y me lo recuerdas y me anuncias tiempos mejores, que llegarán inadvertidos y en los que el amuleto ya no será necesario.

miércoles, 10 de octubre de 2007

the "significant other"


Dícese del otro que tiene algún significado para uno@. Es un eufemismo gringo, de una utilidad increíble. Te libra de situaciones embarazosas donde no sabes cómo referirte al otro u otra. Por ejemplo, si cursas una invitación a un grupo de colegas y quieres decir que es con parejas, como decimos en castellano, los gringos dirían “significant others are welcome”. Es que no se quieren hacer bolas con eso de las parejas. El significant other es atemporal, o mejor dicho, circunstancial, algo así como el o la de turno. Refleja volatilidad por cierto, pero no me quiero meter al terreno de lo moral. No voy a adjetivar. También ayuda a salir bien librada en el espinoso terreno del género. Significant other se acomoda bien seas hétero u homo o bi o cualquier variedad en el espectro de las preferencias sexuales. Tu significant other puede ser uno u otro, todas las anteriores o ninguna de ellas. ¿bacán no? así no más, sin dar explicaciones. Por eso dicen que los gringos son prácticos. Regresando a la traducción no oficial, pensándolo bien, no creo que sea acertada. Para los hispanohablantes, léase, latinos, el sólo hecho de adosarle al otro algún tipo de significación, complicaría las cosas. ¿Por qué es significant? ¿Qué significa para mí? ¿Y si ya no significa nada? O pero aun, ¿si yo no significo lo mismo para él o ella de lo que el o ella para mí? Wow! La mar de dudas existenciales que se abre. Ahora, por qué estoy divagando alrededor de esta expresión. Bueno, primero, porque me llamó la atención desde que la escuché. Segundo, por un intercambio de mensajes que se suscitó ayer. Resulta que hay un otro al que un grupo le ha adjudicado cualidades que lo hacen “interesante”. Se ha convertido en un “significant other platónico grupal”. Lo gracioso es que la experiencia es colectiva. Ha habido un contagio. La cosa promete traer cola. Continuaré en un siguiente post.

martes, 9 de octubre de 2007

"el terruco"


Lo googlié. Lo estoy tasando. Lo he empezado a leer. Y ahora estoy escribiendo sobre él. Ha sido motivo de bromas entre mis compañeros. Lo hemos estereotipado completamente. Le han plantado el sambenito, injusto creo, de "el terruco". Llega temprano a clases, no extiende la sesión más allá de la cuenta. En el interín recorre 300 diapos con parsimonia y mucho conocimiento de causa. Mira (me mira?) por encima de sus lentes. Cuando sonríe se quita 30 años de encima y así la brecha generacional desaparece. Permance sin embargo, el misterio. Lo veo y revivo todas las letras de silvio y pablo. Lo imagino en Cuba, con el Che (no con Fidel). En el monte con Heraud. En prisión alimentando el bagage que hoy comparte con nosotros. Clandestino y acechado. Liberado en la cátedra. Me pregunto, aun hay espacio para la rebeldía? Vale la pena alzar la voz? Me pudre esta Maestría, que predica lo que no practica. Que nos acerca a personajes de aventura, la teoría aguanta todo. En una de esas le pido prestado su puntero y me arranco disparando haces de luz. O le robo una receta molotov para estallar por dentro y sacudir a los de afuera. Falsa alarma, ni el terno gris, ni la laptop que se maneja cuadran más con ese estereotipo. What a pity!

domingo, 7 de octubre de 2007

aquel entrañable personaje...

Cómo cuesta dar un paso
y otro, y uno más
y cómo nos resistimos
al cambio
a dejar, romper el cordón
a viajar, ligeros de equipaje
a convivir, con uno mismo
a enfrentar, fantasmas internos
a re-visar, pasar revista
al pequeño que se nos quedó dentro
y que lucha por salir
para ser lo que quisimos
para dar lo que nos faltó
para recibir a manos volcadas
a corazón volcado
a flor de piel,
a lágrima limpia

Y cómo re-acciona
ese uno
uno mismo, todo en uno
y se nos viene el huayco
para llevarse todo
lo que no vale la pena
y allanar el terreno
y dejar el alma
como papel en blanco

Y la oportunidad
pasa por nuestro costado
cuatro costados
y giramos como trompo, buscando orientación,
para chaparla a vuelo de pájaro
o dejarla ir como estrella fugaz




Y si como aquel maravilloso personaje
optamos por ir detrás de nuestros sueños
y pedimos a grito silencioso
domestícame!!
dejamos abierta una pequeña rendija
para poder con el más tenue haz de luz
iluminar nuestro ser.

viernes, 5 de octubre de 2007

tengo ganas de salir

Te acuerdas cuando nos amanecíamos entre el juanito, la taberna, la estación, ebrios y felices, apestando a tabaco y a otras cosas más? hoy tengo ganas de salir, y recorrer contigo esos lugares, con kilos más, kilos menos, canas más, canas menos, pero con las mismas e infinitas ganas insatisfechas. Siempre me dabas gusto, y me lo sigues dando, por eso vas a dejar el noticiero tirado y correrás a mi encuentro para vagar como si nada más importara, ahora que ellos viven sus propias y felices vidas, parecidas, diferentes, porai lo que se hereda no se hurta, y lo admitimos con el silencio de padres cómplices e irresponsables. Lo habíamos anticipado de alguna manera, que este momento llegaría, y nos la habían cantado... "cuántas veces te dije que antes de hacerlo habría que pensarlo muy bien, que a este amor de nosotros, le haría falta carne y deseo también, que no bastaba que me entendieras y que murieras por mí, que no bastaba que en mis fracasos yo me refugiara en tí..." y de pronto, me regresas bruscamente a la realidad, no me das tregua y no me dejas escapar, quiero salir! no entiendes? no quiero regresar temprano para recoger a Salva de Larcomar, estaba soñando con escaparme contigo como cuando nos largamos al Sheraton y lo concebimos. No quiero regresar temprano a casa, no quiero que durmamos en nuestra mullida y cómoda cama, no quiero ponerme pijama, no quiero apagar la tele cuando te quedes dormido, no quiero despertar para que me preguntes que quiero de desayuno, sólo quiero salir, recorrer contigo el juanito, la taberna que ya no está, y regresar sólo cuando estemos ebrios, como antes, apestosos, como antes, libres como antes...

domingo, 30 de septiembre de 2007

If I were a black girl...


Negra, negra, negra negra... me gustaría poder llenarme la boca como Victoria Santa Cruz. Le pregunté a los miembros de una ONG que dice representar a los afroperuanos en el Perú: ¿y cómo escogen ustedes a quién representar? Digo yo, siguiendo con los dichos, si en el Perú "el que no tiene de inga, tiene de mandinga". No será por el color de la piel, porque allí sí que nos jodimos, salta un sacalagua que es más colorao que un camarón hervido, y queda descalificado, aunque la bemba colorá y el pelo apretao lo delaten. Si porai viene una mulata campante, al estilo de la pelona de Nicomedes, con el pelo bien estirao, califica? Y si un zambo achorao se basta y se sobra para representarse, lo acogen "de oficio" a un a riesgo de terminar con el alcatraz quemao? Ya pe' ¿de que estamos hablando con eso de afroperuanos? queremos en ésto parecernos también a los gringos, afroamericans dixit? No way mi rey! Por eso, le propongo a esa ONG lo siguiente, que organice un concurso de festejo, zambalandó y alcatraz, zapateo, son de los diablos y zamacueca y todos a mover el cucú, redondito, redondito, hasta abajo, hasta bajo, suaveciiiiiiito! a ver a quien no le salta el mandinga, y negra, negra, negra, negra....negra, negra, negra, negra.... quiero ser!
Con perdón de todas las otras razas y mezclas, aquí les va una reivindicación:

Gracias por el mar
Gracias por las islas
Gracias por la gente
Gracias por las razas
Las narices respingadas
Las bembas coloradas
Los pelos negros y apretados
Los rubios, lacios y enredados
Al viento…
Gracias por este momento.

Mabe Arce
Salvador de Bahia, 26 de noviembre de 2000

domingo, 23 de septiembre de 2007

ni uno ni otro

Lloran mis ojos viendo la barbarie cometida contra el ojo que llora. Máxima demostración de intolerancia. Qué está pasando? Ni de un lado ni del otro. Trato de situarme en el justo medio, retrocedo, me abstraigo para cuestionar y contradecirme, porque el que no se contradice es un imbécil, como decía una loca profesora de la universidad que acabó más dura que una estatua de sal de tanto tiro... y como me contradigo, acabo asumiendo las posiciones más impensadas, como el otro día, en la inauguración de la VI Feria de Organizaciones Internacionales organizada por la Facultad de Derecho de la PUC. El tema que nos convocaba a los "cooperantes" y a la "academia": derechos y desarrollo. Insistí en participar y le vendí la idea a mis jefes aun sabiendo que entraba a un espacio que nos es adverso. Pero tanto así? Más que adverso, contradictorio, por lo tanto, no se les puede acusar de imbecilidad, siguiendo a mi recordada profesora. Mi ingeniudad sigue llegando a tanto, que acudí oronda a la ceremonia de inauguración donde se presentaba el grupo Andanzas. Puesta en escena interesante, tratándose me imagino, de una creación colectiva de los alumnos y alumnas del taller de danza moderna de la universidad dirigido por una experimentada coreógrafa. Interesante, como dicen los británicos y los gringos cuando no saben qué decir, palabra inocua, vacía, hipócrita. El interesante espectáculo estaba lleno de clichés, lo cholo, exacerbado, la pituca, estereotipada, lo gringo, ironizado, con una obviedad digna de mejor causa. Hasta ese punto, vaya y pase. Observaban unas decenas de estudiantes y el ex-Presidente de la CVR, Salomón Lerner. Observaron todos ellos también, y aplaudieron, y se regocijaron, y sonrieron cómplices, cuando en el escenario un personaje vestido con traje de camuflaje que ondeaba la bandera de los Estados Unidos era acribillado a balazos imaginarios por otros frenéticos personajes que luego tiraban pica pica, y bailaban sobre el soldado muerto, la bandera, y pisoteaban cualquier vestigio de tolerancia y sensatez. Pero quién puede pedir sensatez a alumnos y alumnas llenos de fervor por los derechos humanos que dicen defender? Contadictorios (pero no imbéciles) danzan felices sobre la poca capacidad de reflexión que la universidad no se preocupa en cultivarles. Celebran inconcientes su propia vocación por la barbarie, tal cual como los bárbaros que tiñeron con pintura roja el ojo que llora y los caminos de piedras de tantas vidas perdidas. Vidas arrancadas de cuajo, como las piedras, por esa barbarie que ellos dicen condenar, pero que profesan con el mismo fanatismo de los extremistas, de uno y otro lado. Qué lástima, qué torcido está todo en este mi querido país, donde mejor será decir, no me defiendas compadre, mis derechos los defiendo yo, pero sin agredir los tuyos. Quizá el ejemplo surta mejor efecto que tanta parafernalia.

martes, 18 de septiembre de 2007

two to tango

Creo que también es el nombre de una discoteca, o fue, pero no me refiero a eso. It takes two to tango, como todo dicho encierra una sabiduría enorme, alimentada por generaciones bienhabladas o malhabladas, y que tuvieron como patrimonio expresarse oralmente. A quién se le ocurre ahora usar refranes en el chat, o en los mensajes de texto, impensable. Probablemente estén destinados a desaparecer, lo cual sería una lástima. Pérdida irreparable, la de no poder abreviar en una frase todo un sentido, y soltarlo en el momento preciso, para dar en el clavo, no salirse por la tangente, poner los puntos sobre las íes, o darle al césar lo que es del césar. Además, es increíble buscar las equivalencias en otros idiomas, expresan lo mismo pero con diferentes figuras, por ejemplo, la gota que dearramó el vaso es la paja que rompió la espalda del camello en inglés, y me tienes hasta la coronilla es para los francófonos tener la tasa a punto de derramar, vueltas que dan las palabras no? Para los cariocas el "nossa" es la abreviación de nossa señora, será lo mismo que el mamma mia de los tanos? Y estar entre la espada y la pared es en inglés to be between a rock and a hard place, misma connotación, dos imágenes parecidas, pero no iguales, una delicia para los socio-etno-linguistas, y no soy ni pretendo ser una, sólo me salió del forro escribir sobre este tema. Como también me sale del forro adoptar una frase, y dedicarme a usarla para evitar su extinción, y esto no es una idea original, debo confesar, ya hay por allí iniciativas para adoptar palabras y no dejar que caigan en desuso. Así que pensando en este ejercicio trasladado a los refranes escogí "it takes two to tango", porque suena lindo, porque se hace de a dos, porque me encanta bailar, wanna dance with me?

lunes, 17 de septiembre de 2007

Basta!

¡Hasta dónde no me dejará llegar la estúpida razón y el sentido común y las buenas costumbres y la escala de valores y todo el rollo que de tanto repetir me quedó grabado y me impide re – editar mis propias historias, inconclusas, inacabadas, ilegibles, incomprensibles, desesperadas, entrecortadas que me laceran por dentro y me disfrazan por fuera!

Es que eres el pretexto, pre – texto,
texto que escribo a mi antojo,
sin pautas, ni reglas, ni convencionalismos
como prosa libre, sin métrica,
sin ton ni son pero con cadencia estridente
de corazón a mil por hora
y de tempestad desatada por toneladas de barro
y miseria que no quiero contener .

Y si me oyeras, si me miraras,
si me tocaras y penetraras mis sentidos
para saber lo que yo tengo guardado
celosamente,
no escaparías, no encontrarías
salida, ni rendición, ni un dios te salve
de tanta fuerza
que ni la más
violenta de las tormentas, ni las de agua,
ni las de viento, ni las de arena
ni todas juntas,
se podrían comparar con el vértigo de meterte en mis pesadillas!

Con cuál de las dos sensaciones
me quedo
sin quedarme en nada
nada que te nada contra la corriente
y no dejarme llevar
como agua mansa
que de la brava
no me quiero librar
y correr en contra
del viento
a contrapelo
de las expectativas puestas sobre mí.

miércoles, 12 de septiembre de 2007

Juego de roles

Te veo como... me ves como...¿qué pasa cuando la imagen que se tiene de una misma no calza con la que los demás tienen de una? El juego de roles es como adentrarse en un juego de espejos. Las imágenes reflejadas son infinitas.
Reflexiono sobre lo ocurrido en una sesión de la Maestría en Gerencia Social de la Universidad Católica. Enfrío mi cabeza y aquieto mi corazón para ordenar los acontecimientos, lo que se dijo, cómo se dijo, por qué se dijo.
Todos y todas somos profesionales, provenientes de diversas canteras. Todos muy comprometidos. Todos con altas expectivas de lo que una Maestría en la Universidad Católica puede ofrecer. Nuestro rol, además de aprender y "aprehender, por supuesto, va más allá. Cuestionamos. Cuestionamos la realidad porque no estamos conformes con ella. Nos rebela la pobreza y tenemos la convicción de que, desde nuestras respectivas trincheras, algo se puede pero sobretodo, se "debe" hacer. Y allí vamos, entre textos, trabajos en grupo, lecturas, exposiciones, jugando los roles de los gerentes sociales que pretendemos llegar a ser.
De pronto, en este juego de espejos se interponen imágenes distorsionadas. No estamos reflejando la imagen de profesionales, futuros gerentes sociales. Imagen contra imagen, inadvertidamente, se cuela una extraña visión. Desde alguna perspectiva somos observados como alumnos de pre-grado. Se cuestiona cuestionar. El discurso se invalida. Surgen los calificativos. La distorsión es total.
Aguzamos la visión. Revisamos los filtros. La luz. Los ángulos. Los lentes. La postura. El encuadre. La intención. El contexto. Echamos mano de cuanto recurso nos es familiar. Volvemos a mirarnos. Imágenes ad infinitum. Qué difícil dilucidar en qué momento el reflejo dejó de corresponderse con la realidad.
Regreso a la sesión. Me sitúo en la posición del otro. Observo. Me observan. Difícil también calzar zapatos ajenos. Te veo como... me ves como...desfase, nuevamente distorsión. Soy autoridad y me cuestionan. Mi palabra no es la última palabra. Mi gestión en tela de juicio. No usan el tono adecuado para dirigirse a mí. La réplica suena a contestación. No lo permito. Califico. Descalifico. Abandono la escena.
Antes de conocernos, hemos dejado de re-conocernos. Los espejos rotos han distorsionado los reflejos y los roles. No te miro, no me miras. Extraña situción para una Maestría en Gerencia Social.

viernes, 7 de septiembre de 2007

La niña de mi sueño

La niña de mi sueño se llama María Fé. Es portadora de un mensaje. Su rostro lo dice todo. Está sucio de polvo, su cutis áspero, no corresponde al de una niña de tres años. Es injusto, no vale, me rebela, me duele y me parte en dos el corazón.

Cuando la soñé, la sostenía en mis brazos y estaba llena de barro. La lavaba y el barro la ahogaba, hasta que el agua se aclaraba y ella empezaba a respirar con dificultad. Yo no la soltaba y le soplaba la nariz, como hacía cuando mis hijos estaban chicos y se atoraban. No sé si el método sea muy científico, pero funcionaba. Funcionó en el sueño también.

Estando en Pisco el miércoles 29 de agosto, dos semanas después del terremoto, llegué al barrio de San Clemente a 10 minutos del centro. Allí vi a la niña de mis sueños. Su rostro me jaló el ojo entre un grupo de alrededor de 15 niños. Se me acercaron en mancha al verme con la cámara. Siempre pasa los mismo, hay una magia en las cámaras digitales. A ellos y a ellas les encanta verse, que los vean, ya no pasan más desapercibidos si el lente los captura y queda un vestigio inmediato.

¿cómo te llamas? le pregunté. María Fé, me dijo. Me empecé a ahogar con mi barro interno. No había quién me sople la nariz. Ella lo hizo, así lo sentí. Con su mirada, con su sonrisa, con su nombre, empecé a respirar nuevamente. Método infalible parece, el del amor.

domingo, 2 de septiembre de 2007

Pretextos para el café

Porque siempre hay un pretexto para el café. El frío, el cansancio, el sueño, la ansiedad, las ganas, la rutina, el hartazgo. Desde que lo pruebas por primera vez, vas asociándolo con alguna sensación. También con el contexto. Hasta hay, ahora, lugares sólo para café-adictos, o dizque, buscando simplemente pretextos para sentirse "in". In sí, incluidos en ese ambiente o donde te aprendes los códigos ("tall" es pequeño, "grrandei" es mediano y "venti" es grande, o eso creo) o te miran como si fueses una idiota. Pero hay otros lugares, felizmente, donde no hay pretextos. Están en la memoria, o al menos en la mía. Café con leche (y no "latte") en los desayunos de invierno, con pancito remojado más. Café negro en la casa de una tía entrañable o viejo profesor de marinera, y mucha, pero mucha tertulia. Café instantáneo en vaso descartable en las interminables sesiones de algún taller de la universidad. Café literario, café cibernétio, cafecitos de la maestría para matar el frío en el cubil, o en mi gélida casa de San Antonio. Ahora, café servido en vistosos vasos de aluminio para llevarlo como estandarte o portador de una cultura que no es la propia. Café con sabor metálico, porque todo vale en esta sociedad globalizada para sentirte parte de, buscando siempre algún pretexto.


Y así caes en el juego y en el espacio ex-profeso cronstruido para albergar a tanta variedad de café-adictos, o dizque, tan bien estereotipados como los productos que van a consumir. Los hay en todas las combinaciones pero por lo general, en sólo tres presentaciones. Escoges una y te llaman por tu nombre para "personalizar" la atención. Con la misma cara te sonríen, bien si eres "tall, "grrandei" o "venti", o si eres pura leche, café con leche, leche con café o más café que nada. Escriben tu nombre en el vaso para que te vayas feliz como niño con sorpresa de santo a buscar algún lugar donde sentire "grrandei" . Con suerte encuentras un lugar, con más suerte un mullido sofá donde empezar a saborear tu elección, por cierto, con muy poca privacidad. Todos, igual que tú, sorbiendo por un huequito que deja sabor a plástico. Claro pues, si el café es sólo el pretexto. Por fin puedes dedicarte a lo que viniste a hacer mientras la sensación térmica del plástico te calienta las manos pero te sancocha la lengua. Soplas por el huequito, inhalas para rescatar el aroma de café contaminado por el plástico. Dejas el vaso sobre la mesa, lo vuelves a agarrar y empiezas el ritual nuevamente.


El vaso está frío y sin contenido. Lo que tenías que hacer, ya lo hiciste y se te acabaron los pretextos. Miras alrededor y más de lo mismo pero en diferente presentación. Alta rotación "you have to move on". Sales tan vacía como el vaso. Te enfrías más, está lloviendo. Te vas recordando los cafés sin pretextos que sí te calientan el alma.

domingo, 26 de agosto de 2007

Cosas de animales…

La oferta teatral limeña en este periodo de efervescencia patria, me ha permitido, y lo agradezco, interponer un breve paréntesis a la vorágine laboral/ académica en la que ando embarcada. Dos obras en las que coincidentemente son animales los protagonistas han añadido el ingrediente de sarcasmo y de cinismo necesario para poder contemplar la realidad, nuestra realidad, sin llegar a afectarme hasta las lágrimas o la náusea. Los Músicos Ambulantes de Yuyachkani, a 25 años de su estreno, nos sigue demostrando con su vigencia por qué, en mi modesta opinión, puede considerarse definitivamente un clásico en el teatro peruano (aun tomando en cuenta su inspiración en los Músicos de Bremen). La Rebelión de los Chanchos, adaptación de July Naters de la Rebelión en la Granja de Orwell, nos enfrenta también a la vigencia universal de determinados caracteres, echando mano del cliché, “cualquier parecido con la realidad…” en este caso, lamentablemente, NO es pura coincidencia. Sin embargo, debo aclarar que el sabor residual en cada caso luego de encendidas las luces, dista diametralmente en el espectro de mis sensaciones, hormonas aparte. De la casa de los Yuyas salí bailando a ritmo de huayno, festejo y tondero, mientras que en la butaca de la Plaza USIL me quedé aplastada sin ánimo siquiera para aplaudir a pesar de la encomiable puesta en escena. Acto seguido, las inevitables comparaciones, y en este ejercicio me alejo de cualquier pretensión de crítica teatral. Simplemente, me vuelco hacia adentro para escarbar en el terreno de mis propias emociones y descubrir cuáles son esas fuerzas movilizadoras o paralizadoras que me han tirado de los pelos o congelado la sangre desde siempre.

La “identidad”, ah, no podía dejar de escribir esta palabra. Cualquiera sea su significado, exacerbado, distorsionado o ninguneado. La propia, la tuya, la nuestra, conjugada en todos los tiempos y personas. Los Yuyas la manejan tan bien en esta obra, lástima que no cale más profundo y más allá de las cuatro paredes de su casa. Pena que no sea una política nacional incluirla en el currículo de todos los colegios de la elite limeña. Dolor que no se transmita en todos los programas de TV, en lugar de tanto adefesio enlatado o localmente producido. Duele pues, pero aun así, salí bailando. Feliz de poder enseñarle a mis hijos que wallpa es gallina y alqo es perro y que el diminutivo en Quechua es bien bonito y bien sonoro y que Beatricitia es Beatrizcha y Salvadorcito es Salvadorcha así como wallpacha es gallinita y alqocha es perrito, porque el Quechua es una idioma aglutinante, lleno de sufijos que añaden significado y enriquecen las palabras, pero que sin embargo, no aglutina a nadie porque nunca ha sido música para los oídos de los cerdos.

Y los cerdos, bueno, esos se regodean con el sonido de su propia voz mientras comen. Sus ruidos guturales los asocio al acto de tragar, no hay música, no hay belleza. Además, son omnívoros, o sea, comen de todo, aunque las reglas en la granja les prohíban comerse a sí mismos: “animal no mata a animal”. Son los códigos de su propia subsistencia, tal cual, como la clase política, “otorongo no come otorongo”, con perdón de los cerdos y de los otorongos. Reivindico mi derecho al sarcasmo, es una forma de evadir la náusea, nada más.

También está el burro, este ser estereotipado injustamente, adquiere un aire intelectual (cualquier reverberación reguetenora aquí sí no viene al caso) es reivindicado por los Yuyas, no tanto por Orwell. En la granja es un personaje que no llega a dar el salto tan necesario del pensamiento a la acción, como tantos queridos e inefables académicos, es la voz de la conciencia, pero que no logra motivarse ni a sí mismo. El claustro de su establo está lleno de paja, como la paja intelectual que abunda en algunos recintos, pena otra vez. Me quedo con mi burrrrro serrrrrano, sabio en su propia sabiduría, sin pretensiones eruditas pero que sí sabe pronunciar, pero sobretodo usar la “chaquitaclla”.

¿Y de las gatas? De la selva su gata, por supuesto. Otra vez los Yuyas me ganan por el sentimiento. Insisto, este es un ejercicio personal que comparto con amigos que sé que me van a entender. Harta sensualidad. Animal mimoso y retrechero, no es uno de mis favoritos. Sin embargo, me quedo con la michicha de los Yuyas, porque ella también se queda y se faja, no tiene como norte el Norte ni por supuesto, las uñas rojas de acrílico.

Ay el perro, es un caso aparte en los músicos, opaco en la granja. Mi perro costeño, achorado, estandarte de la cultura chica, ojo, Cultura Chicha, ya es hora de que acuñemos este término con mayúscula y dejemos de pronunciarlo tapándonos la nariz. Somos chichas pues, como somos cholos, aunque no podamos definir exactamente qué carajo es serlo.

Y por supuesto las gallinas, gallina negra, gallina blanca. Tan preocupadas ambas por poner huevos. Ahora sí, debo escribir otra palabra que me está quemando por salir, “género”. Gallinas luchadoras pero ponedoras al fin. Llevan tatuada la maternidad desde el huevo que ellas mismas fueron alguna vez. Su valor asociado a la maternidad, pero también su coraje asociado a la maternidad. Mamá gallina que cacarea y que no entierra el pico. Tan difícil no remitirnos a cuanta madre coraje ha pisado un arenal, desde Maria Elena Moyano, pasando por Pascuala Rosado y todas la tatas y marías que nos calientan el alma y velan el estudio con cafecito pasado y servido con amor (aquí si me salió el género del alma y revuelto con altas dosis hormonales!).

Así pues, este paréntesis vacacional me deja sabores extraños, harto combinables con la chela que inspiró estas líneas. Felices paltas existenciales de Fiestas Patrias!