viernes, 22 de mayo de 2009

Cuco dónde estás?


El Cuco está asustado, ya nadie lo invoca. Ya nadie le teme y él teme al extraño que vino a tomar su lugar. Se siente desplazado. Se siente olvidado. Qué ingratitud tan grande de la que es víctima, pobre bestia agazapada al fondo del armario de la abuelita. Se ha puesto una mascarilla y ya ni se acerca a los niños que antes perseguía implacablemente, hasta en sueños. Esos son los peores de todos, los que no gritan, ni se espantan los que ni siquiera lo miran. Esos, los que ahora temen a alguien llamado H1N1. Vaya nombre para un cuco! dice el Cuco.

El Cuco está triste. Olvidado debajo de algún catre abandonado en alguna azotea. Ya no es motivo de amenaza, su mención ya no es moneda para negociar ni recurso para disuadir. Las madres le han dado de baja sin piedad. Ellas se angustian por algunos virus importados que viajan en avión cómodamente instalados en las naricitas adolescentes de sus adorados retoños.

El Cuco está derrotado, triste y asustado ya no es ni la sombra de lo que fue. Completamente desinflado, sale del armario cuando la abuelita dormita viendo el noticiero, para enterarse del paradero de ese usurpador desgraciado con nombre de número y que amenaza llegar en números incontables.

Dicen que el sábado eran 4, el lunes 16 y el miércoles 32… repasa sus dedos como quien practica la tabla y llega a una horrible conclusión… se quedó sin chamba. Ya no asusta a nadie pero quizá se quede sin nadie a quien asustar!

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